Uno de los principales retos de cualquier cocinero es el de dar placer a sus comensales y a ser posible arrancarles un ¡Mmmmmm!. Lograr un equilibrio entre carbohidratos, proteínas y grasas o alcanzar unos buenos niveles de las principales vitaminas y minerales no suele ser algo que preocupe demasiado a la hora de confeccionar un menú.

        En definitiva, se suele obviar que la función principal de los alimentos es la de actuar de combustible de nuestro organismo y que no sólo existen para satisfacer nuestros sentidos. Parece que en la búsqueda de la receta perfecta se ha olvidado lo más importante: que estamos vivos gracias a un organismo muy complejo y delicado que nunca podrá funcionar al máximo de su potencial si constantemente le estamos dando una gasolina de mala calidad o que no colma sus necesidades básicas. Y así llevamos funcionando durante mucho tiempo, viviendo en una sociedad donde los excesos alimenticios van aumentando a medida que lo hace también la calidad de vida de sus habitantes. De hecho, en los países del mal llamado «primer mundo los últimos 50 años de la historia de la alimentación en muchos aspectos ha sido desastrosa: Aparición de las grasas Trans, de los transgénicos, de un sinfín de aditivos de dudoso efecto para nuestra salud y el boom de los refinados, entre otros. Finalmente parece que los estragos en la salud de buena parte de la sociedad por culpa de esa nueva forma de comer han hecho reaccionar a una población dormida que ha empezado a demandar una nueva cocina más madura y responsable que intente encontrar un equilibrio entre bienestar y sabor, preocupándose también de la salud de su entorno.

 bio     Así nace la cocina Bio, que llega con la responsabilidad de proporcionar a quienes la practican una doble satisfacción difícil de encontrar en gran parte de las gastronomías modernas. Por un lado la de degustar platos frescos, sabrosos y creativos que muchas veces fusionan cocinas de diferentes partes del planeta. Y por el otro, la certeza y tranquilidad de estar comiendo algo que va a reforzar nuestro sistema inmune, energizarnos y equilibrar nuestro sistema nervioso. La cocina BIO además, celebra la llegada de cada estación utilizando sus mejores ingredientes frescos y libres de pesticidas y productos químicos. En definitiva, una forma de comer más activa, que va a conseguir que nos sintamos mejor y que hace honor a una de sus máximas, ya expresada por Hipócrates hace más de 2000 años: ¡Haz que tu comida sea tu medicina!

 

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