Ponle sal a la vida… ¡pero un poco menos en tus platos!

 

No hace falta de padecer hipertensión o de algún problema renal para plantearnos reducir la sal en nuestra dieta. Como norma se suele recomendar no superar los 6 gramos de sal al día, pero gran parte de la gente supera esa cantidad, llegando incluso a duplicarla.

Si tenemos el paladar acostumbrado a las comidas muy saladas:

 

Lo es ir reduciendo poco a poco la cantidad de sal utilizada, utilizando para esto la ayuda de las especias. Así nuestro sentido del gusto se irá normalizando.

Lo y más importante es la de mejorar la calidad de la sal elegida para nuestra cocina y mesa, o lo que es lo mismo: cambiar la sal común que es puro cloruro de sodio por una sal marina pura o sal rosa del Himalaya que además aporta otros oligoelementos. También podemos probar con sal de hierbas o gomasio (sal con sésamo) que reducen a más de la mitad el contenido en sodio.

 

SALMARINA

 

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